Y cuando cayó al asfalto, no intento levantarse, tampoco volteó para verificar los testigos, ni se ruborizó sintiéndose estúpida, prefirió humedecer las mejillas en la brisa fría, esperar aquellos pasos apresurados que sentía llegar, el alma que desde hace unos meses cuidaba de ella… otoño, había sido otoño, y sus ojos llovían de alivio, ya no vivía vacía.
*frase de Wendy Wieber
Saturday, October 22, 2005
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