no solo utilizo el aliento para gruñirle al oído, también la tierra que le había sido ofrecida al nacer
y ella escuchó el mar, el viento, el sudor, hubo algo más que hizo correr olas por sus venas, que volvió arena la piel que desgarraba con sus uñas. ¿dónde fue que encontró ese sopor único? estudió aquella confusión que había acaparado el ambiente, pero no podía pensar, solo entregarse al piadoso y fuerte abrazo que la protegía de las sabanas, y de pronto se veía felina, sus pupilas eran rajadas y sus dedos escondían afiladas zarpas, deseo tanto abrir aquel cuello para hacer brotar un mar, un río azul, una ola índiga.
Sunday, October 16, 2005
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