...escuchó murmullos mientras bajaba escalones, esas voces que seguían su sombra y no resistió detenerse un momento para tratar de descifrar lo que señalaban con aliento que apenas sentía.
Tragó saliva y ahí seguían las nauseas, tan persistentes como hacía una hora, no causadas por indigestión, sino miedo, el miedo que despertaba por las madrugadas, el recelo a envejecer...
Monday, October 10, 2005
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