Sunday, June 26, 2005

Peripecia donald

Ahí el pato nos observaba,
¡Atisbo maligno!
las sombras anunciaron que vivía,
su retaguardia de mofletudo andar
meció los recuerdos olvidados.

Hacía una década de su ataque
mi compañera no curada de su trauma
no creyó volverlo a ver desde el incidente,
lo reconoció,
con su capota nefasta
lista para romper cocos.

Las sacudidas volvieron,
los recuerdos nos perturbaron
nos llevaron a componer pastelillos con sebo negro
y salir a pilotar nuestra aeronave
alejándonos de patos malandrines.

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