Tuesday, January 03, 2006

Elipsis

Y dio la casualidad que esa tarde decidió visitar el parque buscando a Silencio, lo encontró sentado en el pasto junto a un árbol, llevaba una larga pipa tallada en caoba que describía larga curva hasta tocar la hierba, rodeado por una nube de humo azul que parecía ser su aura. Ella contagiada de su mutismo vio la luz que lograba pasar entre su barba, recorriendo cada hoja del piso en una danza hipnótica, el sol fue bajando, las sombras crecieron y los dos permanecían sumidos en afonía inexplicable, pasaron unas horas y el barbullo de los grillos fue el único capaz de penetrar en sus miradas, la fiebre y el temblor de su mandíbula la despertó de aquel letargo, volteó al cielo, luz que recorría las barbas de Silencio era blanca y no amarilla como al principio, empezó a sentir miedo, el recelo que no sentía desde hacia meses ahora la invadía de duda, sus ojos se humedecieron, se murmuró a si misma y Silencio se esfumó.

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